Tengo 13 años. Miro por la ventana de mi casa, una esquina, la ochava, ambas calles se ven perfectamente y no viene ningún auto. El mismo calor de este martes tropical, ni un alma en la calle. Tengo 13 años y siento pesadez. No del estómago. No por baja presión. Pesadez estructural, esa pesadez de lo inevitable: lo inevitable de estar vivo. Tengo 13 y nunca leí a Schopenhauer.
Tengo 6 años. Mamá está poniendo todo en canastas de mimbre. Nos vamos a mudar, a dejar la casa donde viví con mis padres como una familia entera, para empezar a convivir con una mamá solar. Miro las paredes, miro las puertas de la casa y pienso que todo eso que está ahí en el fondo es sólo plata. No está hecho de plata, ya lo se, pero es plata, dinero. Tengo 6 años y ya soy marxista.
Ahora, vuelvo a pensar en quién soy y descubro que éso lo se desde los 10 años. Se quién soy y qué soy eso desde hace años. Y no cambié mucho, no cambié tanto como para decir que el tiempo pasa apresuradamente.
Mi hermana menor va a cumplir 13 en un mes. Ella, sabe ya quién es?
Quizás ahora no, pero cuando mire para atrás descubrirá que uno no cambia tanto con el tiempo. A veces mejorás sobre lo que ya tenés, pero siempre hay algo que queda, una forma de mirar el mundo, una melancolía, una apuro, una obsesión.
Aderezos que engordan y vacas flacas que sufren de omnipotencia. La Mayonesa Griega no es un condimento que acompañe cualquier momento. Nació para robarle tiempo al tiempo de otros, y hoy es sólo un espacio para jugar a qué se algo.
martes, noviembre 22, 2005
martes, noviembre 15, 2005
Un martes que parece lunes porque es una mierda...
Un lunes que tendría que haber sido sábado, y terminó en noche pegoteada de domingo...
Hoy no me siento con el espíritu para pensar en nada de forma categórica. Ni las palabras me van a dar ese consuelo. Todo me parece que podría ser que sí... pero también que no...
Quiero discutir y pelearme y cuando me quede sin argumentos solamente levantar los hombros y decir -"¿y? Es así porque es así, qué te importa"-. Quiero manifestar con mucha seguridad el simple hecho de que acabo de convencerme de que nunca nunca nunca se llega a ser adulto. Que ser adulto es tan mentira como ser feliz. Que ser feliz es como ser inmaculada y parir veinte pibes. Una mentira de la realidad.
Y lo único que quiero es poder llorar un rato y saber que a las cinco dan Mazinger Z y todo se acabó.
Un lunes que tendría que haber sido sábado, y terminó en noche pegoteada de domingo...
Hoy no me siento con el espíritu para pensar en nada de forma categórica. Ni las palabras me van a dar ese consuelo. Todo me parece que podría ser que sí... pero también que no...
Quiero discutir y pelearme y cuando me quede sin argumentos solamente levantar los hombros y decir -"¿y? Es así porque es así, qué te importa"-. Quiero manifestar con mucha seguridad el simple hecho de que acabo de convencerme de que nunca nunca nunca se llega a ser adulto. Que ser adulto es tan mentira como ser feliz. Que ser feliz es como ser inmaculada y parir veinte pibes. Una mentira de la realidad.
Y lo único que quiero es poder llorar un rato y saber que a las cinco dan Mazinger Z y todo se acabó.
lunes, noviembre 14, 2005
Colores, colores, colores, lo que hacía falta en mi vida. Y un poco de espiarme. Un poco de jugar.
http://www.porfinuncolor.blogspot.com/
http://www.porfinuncolor.blogspot.com/
jueves, noviembre 10, 2005
Huérfana me dejarás
Pericles, mi perro (uf… ya se… mucho nombre griego, no es mi culpa, demasiado círculo cercano con gente de Puán puede traer estas deformaciones en el habla cotidiana) juega con su pata trasera a mordérsela, frenéticamente. Lo miro un rato, es así, lo hace todos los días en algún momento preciso en que estamos todos. Es su chou especial. Lo miro y vuelvo a sentirme una basura.
Ayer salimos a pasear. En realidad es un eufemismo para decir que salí en pantuflas a que mi perro meara en un lugar mucho más lejos que el living de mi casa o mi sillón. Estábamos en la nuestra cuando empiezo a notar que Pericles mueve enloquecidamente la cola y salta sobre sus patas traseras. Gesto usual ante un conocido, ante mi hermana o mi novio. El muy infiel le saltaba a otra, a una extraña, a una señora ensimismada con su celular.
Ahí lo descubrí todo. Se me nubló la vista. Me vi envuelta en la difícil tarea de tomar una decisión urgente.
Y si esa mujer (por suerte aún distraída en su charla) era la dueña ignota de mi perro, regalado éste por los chicos del video club, ellos también dueños de otras hembras, que escasos de alojamiento para otro can optaron por donarlo a la familia más caritativa?
Era acaso esa mujer… la maldita desalmada que había abandonado a quien luego sería mi perro querido (claro, como acusarla entonces si aún no le había hecho ningún daño a Mi perro, sino al de ella)?
Y si esa mujer tenía un marido autoritario… que obligado por la locura o la bronca, en un noche sin luna, tomó la decisión de arruinarle la vida y arrancó a ¿Colita? de su ama?
Y si ella, entonces, a partir de ese momento lo estuvo buscando siempre?
Si mi perro pudiera elegir, me elegiría?
Mientras me debatía entre estas difíciles cuestiones, apreté a Pericles con la correa y me lo llevé a casa. Una vez arriba, doble ración de porotos.
Dura la vida de quien es abandonado… pero aún peor la de quien luego se encariña.
lunes, noviembre 07, 2005
Quién tiene mi vil retrato?
Ayer, en esas charlas pasajeras que se dan en toda oficina (algún día postearé alguna sección especial para hablarles de "ellos": los siempre horribles compañeros de trabajo) confesé mi edad.
"soy intelectual orgánico en descomposición" dice- Lú, vos tenés 23 años? Todavía tenées 23!? Vos no envejeces nunca...
Claro, la sonrisa obvia, el "soy chiquita, pero a quién le importa la edad", las justificaciones varias, y el despliegue de currículum adultae (todos mis cuantiosos goals en términos de una vida adulta), no fueron suficiente para dejar de sentirme una pelotuda.
Pero bueno, qué hacer frente al propio paso lento del tiempo. Nada.
Y recordé entonces que mi vida es un álbum de figuritas donde la repetida ha sido casi siempre la misma: esa donde estoy yo (varíen la edad, pero siempre yo) y un otro (varíen su nombre, género y circunstancia) preguntándome y sorprendiéndose aquel por mi escasa edad.
Acaso hay en algún placard escondido de esta ciudad un retrato mío que envejece?
No recuerdo haber posado nunca para él, pero quizás algún Basil Hallward moderno me ha fotografiado en la calle (ahora llaman cool hunter a cualquier pelotudo con cámara digital) y mi foto envilece en algún archivo de una consultora?
Yo seguiré disfrutando de mi ausencia de tiempo. Seguiré sorprendiendo a todos con mi corta edad, y me resignaré a festejar cada año, aunque sepa que es en vano, y que la otra, la que realmente envejece algún día saldrá del closet y cometerá todos aquellos asesinatos que ésta, la que escribe, nunca se animó a cometer.
"soy intelectual orgánico en descomposición" dice- Lú, vos tenés 23 años? Todavía tenées 23!? Vos no envejeces nunca...
Claro, la sonrisa obvia, el "soy chiquita, pero a quién le importa la edad", las justificaciones varias, y el despliegue de currículum adultae (todos mis cuantiosos goals en términos de una vida adulta), no fueron suficiente para dejar de sentirme una pelotuda.
Pero bueno, qué hacer frente al propio paso lento del tiempo. Nada.
Y recordé entonces que mi vida es un álbum de figuritas donde la repetida ha sido casi siempre la misma: esa donde estoy yo (varíen la edad, pero siempre yo) y un otro (varíen su nombre, género y circunstancia) preguntándome y sorprendiéndose aquel por mi escasa edad.
Acaso hay en algún placard escondido de esta ciudad un retrato mío que envejece?
No recuerdo haber posado nunca para él, pero quizás algún Basil Hallward moderno me ha fotografiado en la calle (ahora llaman cool hunter a cualquier pelotudo con cámara digital) y mi foto envilece en algún archivo de una consultora?
Yo seguiré disfrutando de mi ausencia de tiempo. Seguiré sorprendiendo a todos con mi corta edad, y me resignaré a festejar cada año, aunque sepa que es en vano, y que la otra, la que realmente envejece algún día saldrá del closet y cometerá todos aquellos asesinatos que ésta, la que escribe, nunca se animó a cometer.
jueves, noviembre 03, 2005
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Archivo del Blog
Links
Acerca de mí
- Lucía Sociológica
- Análista Free-lance de Investigación Social y de Mercado