
Todavía no puedo creer que de casualidad fue a ese bar, donde por unos pocos días más mi hermana se quedaba de mesera, y que de casualidad él le habrá dejado propina o ella le habrá hablado simpática (como sabe ser ella, con buena onda y hermosa!!) y entonces se grabó el recuerdo, y no puedo creer que encima fueran a la misma facu y que por suerte no a la misma carrera. Y no puede creer que de casualidad todos ellos se encontraron a la salida de Puán para volver juntos en el mismo colectivo que de casualidad la llevaba a ella a la casa de su madre donde no vivía más, pero de casualidad ese día iba a visitar. Y no puedo creer que mi amiga saliera con mi amigo (no, posta, eso no lo puedo creer...) y justo esa noche yo no tuviera nada más que hacer que volver a emborracharme con amigos de antes en un bar pedorro. Para que de casualidad cuando estábamos a punto de irnos en el primer taxi, Mati saliera por una puerta sin luz a decirnos que el que se casaba nos invitaba a la fiesta, y que de casualidad él estuviera con sus rulos, y me reconociera. Bah... en realidad a ella. A la mesera, a la de la facu, a la del bondi. Y después que fumara Gitanes. Hacía mucho que yo no fumaba Gitanes, y era suficiente si encima me convidaba uno.
Y nos quedamos, ya no por casualidad, charlando.
Y casi nos abrazamos cuando la que se casaba (de mentiritas y por primera vez) cantaba "Naranjo en flor".
Y no pasó nada más, salvo este amor.